Por Erika Irusta Rodríguez
De nuevo sintiendo la vida
fluir en todas sus caras, como un poliedro infinito que maneja mi
cuerpo, dulcemente, en eterna espiral. Mi cuerpo ese lugar bendito al
que me une la piel, la médula y mi sangre.
Os
escribía hace unos días explicándoos que este boletín nacería
más tarde de lo previsto pues me encontraba en cama, menstruando. En
una cama que va más allá del colchón y las sábanas, había
decidido escuchar en mayor atención mi cuerpo y darle reposo. En
realidad mi cuerpo soy yo misma, con lo que yo, como mujer que soy
precisaba de mimo y atención. Os reconozco íntimamente que me costó
muchísimo concederme este espacio pues como sabéis (si no lo sabéis
ahora) mi dedicación laboral y de vida es El Camino Rubí, con lo
que en términos patriarcales yo soy mi jefa. Aunque en realidad sois
vosotras las que regís mis pulsos y cadencias y es, mi entrega a
vuestro y mi deseo (nuestro deseo), el motor de este cuerpo y este
proyecto de vida. Así que podéis imaginaros lo que supone ser
flexible aún cuando una se dedique a acompañar a las mujeres a
conectar con su flexibilidad. Lo que, para una mujer tan disciplinada
como yo (aquí tenéis otro dato de mi biografía), representa
reconocer que, como siempre, se debe a la voz de su cuerpo, al deseo
más profundo, a la coherencia más rebelde que una pueda afrontar.
¿Por
qué os cuento esto? Porque es necesario, para mí, evidenciaros que
no hay mujer (ni hombre) capaz de ser perfecta en su práctica de
vida. Como vosotras, yo abuso de mí, me concedo espacios de menor
tamaño de lo que deberían ser, busco atajos e invento florituras
varias para despistarme. Me cuesta mucho la no-acción, la pasividad
activa. Ese estado contemplativo que la fase menstrual nos presenta.
Es, desde esta dificultad, desde la que os escribo, desde esa vuelta
al centro de una misma a partir de la voz de la angustia que grita
“Erika, para. Es tiempo de contemplar. Date espacio, tiempo, mimo.
Sé coherente con tu naturaleza cíclica. Querida, aunque el sol
brille ahí fuera y las amapolas comiencen su reinado, en ti, dentro
de ti es invierno”.
A lo
largo de estos años acompañando a mujeres a comprender, amar y
respetar su cuerpo en fase menstrual, mi transmitir ha ido mudando de
piel. Mi cuerpo ha ido cambiando, mi sentir, mis percepciones, la
experiencia propia y la vuestra han tejido cambios en mi mirada y
enfoque. Lo que, ahora, comparto con vosotras son los rasgos que
permanecen perennes en mi día a día menstrual. Son mis “básicos”,
los aprendí de otras mujeres y fui el camino rubiinteriorizándolos
hasta hacerlos míos . Así pues, os invito a que los probéis
–algunos o todos- a que investiguéis, a que los cuestionéis –es
fundamental cuestionar-, a que añadáis otros, a que los hagáis
parte de vuestro día a día y, una vez interiorizados, podáis
compartirlo con vuestras niñas, vuestras amigas, las mujeres de
vuestra vida.
Deseando
que os mezan con el mismo celo que a mí, aquí van estos consejos,
que más que consejos son ya una forma de vivirme en este cuerpo de
mujer, único y translúcido. En la grandeza de su luminosidad y de
su opacidad, que ciclo a ciclo va tejiendo la historia de mis
arterias y sueños de papel.
1. CONOCER MI CICLO
MENSTRUAL
Parece
obvio, de sentido común, pero como bien sabemos lo obvio se nos
escapa por simple. Vivimos atendiendo lo urgente y lo complejo. Por
ello conocer nuestro ciclo menstrual (de 23 a 32 días, cada una es
diferente y vive diferentes momentos) se nos suele escapar. Sabemos
que una vez al mes sangramos durante unos días. Bien, es un buen
dato, pero hemos de ir más allá. Para poder respetar nuestro ciclo
hemos de conocerlo, como decía Paracelso “conocer es amar, amar es
conocer”. Para ello una magnífica herramienta es el diagrama
lunar que facilita Miranda Gray. En el día 1 anotaremos el
primer día en que sangramos (ej: 26 de marzo), éste es el día 1 de
nuestro ciclo. En el día 2 anotamos el siguiente día (ej: 27 de
marzo) y así hasta el día antes de nuestro siguiente ciclo (siendo
así 28 días o quizás 25 o 30, dependiendo de la duración de tus
ciclos).
Esta
herramienta es una gran aliada, no sólo para saber la duración de
nuestros ciclos, sino también para conocer nuestros cambios
emocionales, físicos, mentales y espirituales. En los recuadros más
grandes del diagrama podemos anotar cómo nos sentimos, cómo nos
hemos vestido hoy (vaqueros, faldas, ropa ancha... son buenos
indicadores para conocer cómo está nuestro cuerpo hoy), cómo
estamos de energía, si nos apetece quedar con las amigas o
preferimos estar en casa solas, si tenemos ganas de comer dulce o
preferimos comida ligera, cómo está nuestra libido... Como veis es
un modo muy sencillo de conocernos y es lo que nos permitirá saltar
al siguiente punto.
2. FLEXIBILIDAD DE
HORARIOS- CALENDARIO LUNAR
Sabiendo
los días de nuestro ciclo menstrual podemos ir creando un nuevo
calendario, un calendario que se ajuste a nuestro ciclo y no al
revés. Cansada ya del calendario gregoriano, de que la linealidad de
un hombre medieval rija mi vida, opté por adaptarlo a mi calendario
de mujer. Así mis días de descanso no son los domingos, son los
días que se acercan a mi fase menstrual (la fase premenstrual,
pongamos en un ciclo de 27 días, el mío, es del 22 al 27 de mi
calendario lunar). Por supuesto que los domingos “gregorianos”
los tomo para estar con mi pareja/ familia porque es muy cierto que
vivo en este sistema pero mi propuesta es la de ir más allá. Lleva
práctica pero ésta se adquiere practicando.
Saber
que dentro de 6 días estaré menstruando me ayuda a organizarme la
agenda de tal modo que pueda tomar unos días (sería el ideal), un
día o al menos unas horas para mi descanso. Tomar nota en mi agenda
me ayuda a saber que ciertos días querré estar conmigo por lo que
evitaré quedar para grandes cenas. Esto nos ayuda a soltar la
frustración e impotencia por no poder responder a aquello con lo que
nos habíamos comprometido o a hacer “cosas” que no nos apetece
ni beneficia en absoluto. Se trata de ponernos, en estos días al
menos, en atención prioritaria. Por supuesto que cada una de
nosotras sabrá qué es lo que en esta fase le apetece o no, la clave
es darnos espacio y tiempo para que esto ocurra. Cuando menstruamos
nuestro cuerpo precisa de reposo, pues está haciendo un potente
trabajo.
3. SUEÑO
Nuestro
útero necesita ser respetado, soltar el endometrio precisa de
potentes contracciones. Por ello nuestro cuerpo necesita reposo. Las
funciones cerebrales , debido a nuestras hormonas, cambian. Nuestras
capacidades intelectuales se “apagan”. El hemisferio izquierdo se
“desenchufa” para dejar espacio al hemisferio derecho,
responsable de la intuición y percepción ampliada. Es un momento en
el que el sueño onírico se manifiesta con una claridad pasmosa.
Tenemos mucha necesidad de dormir y es en este sueño en el que
nuestro inconsciente se manifiesta claramente. Ya en la fase
premenstrual nuestro inconsciente ha ido mostrándose en cada
actividad (nuestras sombras) para mostrarse activamente en sueños.
En ciertas tribus de América las mujeres iban a menstruar juntas a
las iTiendas Rojas. Allí soñaban y tejían sus sueños de tal
manera que, al terminar esta fase, ellas contaban a la tribu lo
soñado y según estas percepciones marcaban las acciones para este
nuevo ciclo. Su calendario, por así decirlo, era el calendario lunar
de sus mujeres .
Permitirnos
dormir nos ayuda a comenzar la siguiente fase, la fase
pre-ovulatoria, llenas de energía y proyectos frescos. Hemos de dar
espacio a nuestro invierno para que nuestra primavera esté preñada
de flores y dulces brisas. Nuestros sueños pueden ser importantes
guías si los anotamos. Escribir un diario de sueños puede ayudarnos
a organizar esas ideas para poder darles un cuerpo material, sanar
viejas heridas y sentirnos más livianas, a la vez que más
concretas.
4. ALIMENTACIÓN
Es
fundamental alimentarnos de una manera equilibrada, lo sabemos. Lo
hacemos, lo intentamos pero, para mí, lo fundamental es que mandemos
lejos los consejos de cómo comer, y atendamos a qué es lo que nos
nutre. Por nutrir hablo de colmar nuestro cuerpo-mente-espíritu de
gozo y salud. Escuchar a nuestro cuerpo es primordial. Entre las
mujeres occidentales es muy típico el tener ansia de dulce, queso,
refrescos, pizzas, pasta ...(refinados e hidratos de carbono) los
días antes de la regla (fase premenstrual). Bien, nada de juicios ni
culpas ¡son el mayor veneno! Aquí nuestro cuerpo nos está hablando
de que vive estos días en ansiedad ¿por qué? Bueno espero
apuntaros algunas respuestas en la conferencia on line del día 18 de
abril PERO es importante saber que hay algo que estamos tratando de
dulcificar porque tal y como es nos asusta, nos angustia. Comer de
este modo nos ayuda a cargar nuestro hígado con la consiguiente
sobresaturación de toxinas que impedirá que filtre adecuadamente
las hormonas, llevando a momentos de rabia y desajustes hormonales.
Por ello sería bueno (podemos probarlo a ver qué tal) los días
antes (ni que sea 2- 3 días antes):
-
Evitar las proteínas animales porque son más complejas de eliminar
(carne, leche, huevos, mantequilla,...) Especialmente los lácteos no
orgánicos debido a los residuos de las hormonas y antibióticos de
las vacas, que cambian el modo como se metabolizan las hormonas en el
intestino y por lo tanto pueden cambiar el nivel de hormonasii.
-
Beber zumo de zanahoria fresca que está llena de vitaminas A, B Y C
entre numerosos minerales y ayuda a regular el tracto intestinal y a
hacer la sangre más líquida, favoreciendo las reglas con menos
coágulos y por tanto, menos dolorosas
-
Comer y beber comidas-bebidas calientes. Evitar el frío SIEMPRE y
más en estas fases. Las sopas de verdura, de miso y algas son muy
recomendables
-
Respetar nuestra “falta” de apetito. Nuestro cuerpo nos pide
descansar y como no necesita gastar mucha energía nos pide alimentos
“limpios”, comidas sencillas.
-
Comer comida de origen biológico. Sí, soy consciente de su precio
(ahora no haré una disertación sobre valor-precio) pero en esta
industria alimentaria nuestra salud está en juego (así como la de
los futuros bebés). La calidad de nuestro endometrio (entre otros
aspectos de nuestro cuerpo) se ven directamente afectados por la
ingesta de productos transgénicos, productos con conservantes y
colorantes que son en parte, según recientes estudios, responsables
o muy sospechosos de problemas de infertilidad y esterilidad tanto
femenina como masculina. Al principio hablé de nutrirnos y os
aseguro que los alimentos envenenados no nos nutren y apenas nos
alimentan. Por ello os invito a invertir en vosotras a través de los
alimentos de origen ecológico.
-
Evitar la teína, el alcohol y la cafeína. Cargarán de tensión las
fibras musculares de nuestro útero y con ello las contracciones
uterinas serán dolorosas, aumentando los espasmos, calambres y
cólicos.
-
Dejar la comida cocinada días antes o bien que nuestra pareja/
familia/ amigas y amigos nos cocinen. En esta fase cocinar no es lo
que más nos apetece y hemos de dejarnos cuidar, es un gran
aprendizaje para amabas partes.
5. HIGIENE- MIMO
CORPORAL
Podeos
bañarnos cuando menstruamos. De hecho nos suele apetecer darnos
baños o duchas muy calientes. Es primordial mantener el calor en
todo el cuerpo, especialmente en la zona de las lumbares y el
vientre. Baños de lavanda, baños perfumados en los que nos sintamos
unas reinas nos ayudarán, no sólo a descongestionar la zona, sino
también a mimarnos. El mimo es fundamental en estos días.
A
muchas nos gusta perfumarnos con esencias florales a otras las
cremas, a otras ungüentos y a otras el agua cristalina. Lo
importante aquí es que nos demos un tiempo y espacio para el
cuidado. Cuidado para nosotras y por amor a nosotras NO porque olamos
mal o nada por el estilo. No estamos sucias ni somos impuras. Como
somos diosas nos merecemos cuidarnos como tal.
Otro
aspecto, para mí, fundamental es qué utilizo para recoger mi
sangre. Aquí no voy a profundizar sobre alternativas a las compresas
de un solo uso y tampones. Os facilito información que mi gran amiga
Gemma Guillamón ha escrito sobre las copas menstruales ,
las compresas lavables (de las que soy su fan número 1)
y esponjas marinas.
PASIVIDAD ACTIVA- NO
ACCIÓN- CONTEMPLACIÓN
Menstruar
requiere atención. En esta sociedad exprés parece que la atención
es una carga. Sin atención nada puede ser desarrollado en su máximo
esplendor. Practicar la pasividad activa, que no es no hacer nada
sino dejar que la nada opere en nosotras, es lo que se practica en la
meditación. Como bien dice Miranda Gray en esta fase nosotras
estamos meditando sin necesidad de sentarnos a ello. Son uso días en
los que nuestra atención se agudiza, junto con la intuición. Dar
espacio a este no-hacer nos permite desarrollarnos nosotras y
nuestros proyectos de vida en toda su grandeza. Merece la pena
¿verdad?.
SOLEDAD-
MI, ME, CONMIGO
Es un
buen momento para disfrutar de nosotras, de nuestra compañía.
Aquellas que tenéis pequeños u otras personas al cuidado, podéis
pedir ayuda durante un tiempo (acordar tiempos) para dedicaros a
vosotras. Para muchas mujeres al haber molestias evidentes se
permiten pedir ayuda. Es muy común en nosotras pedir únicamente
ayuda cuando algo nos duele, quizás podríamos cambiar la práctica
y pedir ayuda porque es necesario delegar en los demás y permitirnos
ser mimadas con el mismo celo que cuidamos nosotras. Dejo “caer”
esta reflexión pero sea como sea, esta fase nos pide estar con
nosotras y a veces, como me ocurre a mí, con la insuperable compañía
de un buen libro, en mi caso Virginia Woolf se convierte en mi mejor
y única amiga.
Bien,
la lista podría seguir, os lo aseguro. Sin embargo deseo que cada
una cale en vuestra práctica. Lo importante es tomar una, la que nos
resuene y practicarla. Hacerla nuestra e incluirla en nuestros
hábitos. Lo importante es que se transforme en hábito y que el mimo
y cuidado hacia nosotras mismas sea interiorizado. La fase menstrual
es un momento de atención que, si bien a este sistema parece no irle
bien, a nosotras nos puede (de hecho lo hace ya) ayudar a bajar a
este cuerpo, parar y desde la calma movernos activamente como
DESEAMOS por este mundo. Es un cambio tan potente que no hay vuelta
atrás.
Así que ¿a qué
esperáis? Merecéis disfrutar la gran mujer que YA sois.
Ésta es una
verdadera y profunda re-evolución. ¡Por nosotras!
i Anita
Diamant, The Red Tent, Editorial St. Martin’s Press
ii Dra.
Christiane Northrup, Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer, P. 165,
Editorial Urano
iii Rina
Nissim, Manual de ecología natural para mujeres, p.29, Editorial
Icaria
Fonte: