Por: Sarah
Proechel, doula, yerbera y una estudiante de la partería.
En la
región de las alturas occidentales guatemaltecas, el
temascal, o sea el tradicional baño de vapor mesoamericano, es
parte importante de la estructura de la vida comunitaria. Por lo
menos en la región de Concepción Chiquirichapa, y quizás en otros
lugares también, casi todo hogar tradicional o moderno se construye
con un temascal en el patio. El uso principal es para el baño,
pero igualmente para curar enfermedades, aliviar las molestias del
embarazo, y para la recuperación después del parto.
Antes
de la llegada del cemento a Guatemala, los temascales,
llamados chuj en mam, se construían de adobe. Los más
recientes son de bloques de cemento. El típico mide dos metros y
tiene techo puntiagudo. Se calienta la estructura por medio del fuego
que se prende adentro. El fuego quema una o dos horas con la puerta
abierta para que escape el humo. En el fuego se calienta una olla
grande de agua. Para el baño del posparto, se añaden las hierbas
medicinales al agua. Estas pueden ser eucalipto (Eucalyptus
spp.), salvia santa (Vervenaceae), y manzanilla (Matricaria
courrantiana), u otras hierbas aromáticas. Una vez que queda el
carbón y no hay más humo sino solo el calor, se cierra la puerta.
Dependiendo del tamaño del temascal, la familia entera puede entrar
juntos, o sino, bañarse en turno.
Durante
el primer trimestre del embarazo, es costumbre que la mujer entre al
temascal con la partera para aliviar la nausea y las molestias
generales. La comadrona proporciona un masaje al cuerpo entero con el
jabón negro, y sopla el vapor en la vagina para calentar el útero y
el bebé.
En los
primeros días del posparto, casi toda mujer, aún las que han dado a
luz en el hospital, entrará al temascal para recibir los baños. Es
una costumbre arraigada en la región. Se cree con profundidad y
fortaleza que el baño ritual del posparto es esencial para la salud
de la madre. En la mayoría de los casos la familia prepara el baño
y se espera que la partera entre al temascal con la mujer que ha dado
a luz. El baño del posparto es normalmente mucho más caliente que
el baño de la familia, por los propósitos sanadores. La comadrona
enjabona el cuerpo entero de la mujer con el jabón negro, y pone
especial atención en el abdomen, para que sane el útero, y en la
espalda, para que fluya la leche. El jabón negro es muy resbaladizo
y sirve para dar un masaje excelente. Además del vigoroso masaje, la
mujer también recibe el tratamiento de los golpecitos con ramas de
hierbas. Las ramas del chik´jol(Stevia plycephala), la
chilca (Senecio salignus), o sauco (Sambucus mexicana o
canadensis) forman el ramillete de hojas. Con ellas la partera
da golpecitos al cuerpo entero de la mujer, inclusive el área
vaginal, para aumentar el calor y la circulación de la piel. Este
tratamiento en conjunto con el calor del temascal se siente
maravilloso y vigorizante.
Además
del tratamiento al cuerpo entero, otro ritual importante del baño
que ofrece la partera es lo que llamaré el tratamiento a la
vagina con vapor. Primero se tira agua sobre las piedras calientes
para formar nubes intensas de vapor. La madre se pone en cuatro con
la partera atrás. Ella cuidadosamente abre los labios vaginales y
sopla el vapor sobre los genitales. El calor y el vapor de
hierbas entran el útero para ayudar a cicatrizar la herida dejada
por la placenta. El tratamiento es igualmente útil para sanar
laceraciones perineales, episiotomías, y las heridas de las
cesáreas. Todas las comadronas que entrevisté estaban de acuerdo en
que este tratamiento ayuda mucho a la recuperación del parto, sana
las heridas y elimina las infecciones. Aunque anteriormente se
tomaban los baños hasta veinte veces después del parto, hoy se
toman de cuatro a seis veces, sea a diario, o pasando un día.
El
aspecto principal no solamente del baño, sino también del jabón
negro y de las hierbas utilizadas, es el calor que proporcionan. Las
hierbas y el jabón negro son "calientes." Este calor no se
refiere necesariamente a la temperatura, sino que a la idea del calor
medicinal o la calidad de calor que se encuentra en la cosmología
maya. La calidad caliente de las hierbas y el jabón, y la
temperatura del vapor formado por el agua sobre las rocas,
proporcionan el calor que el cuerpo de la madre necesita,
especialmente el vientre, que se cree es "frío" después
del parto. Es importante mantener abrigada a la madre para que
sane el vientre y no se enfríe la leche. El bebé también entra al
baño, pero solamente cuando se haya enfriado un poco.
El
fuego del temascal también sirve para disponer de la placenta.
Quemarla es parte importante del ritual de sanidad para el vientre.
Se cree que el vientre y la placenta mantienen una conexión aunque
estén separadas después del parto. Así que al poner la placenta en
el fuego, a su vez se calienta el vientre y al encogerse con el
fuego, se encoge también el vientre.
Cuando
la madre termina el baño, sale del temascal muy bien abrigada de
pies a cabeza para no resfriarse. No se puede desestimar la
importancia de tapar la cabeza y mantenerse abrigada al salir del
temascal. Resfriarse después del calor del temascal significa
enfermedad segura. Sigue el descanso en cama y se toma un vaso grande
de atol de maíz y una tasa grande de té de pimpinela(Poterium
sanguisorba), pericón (Tagetes lucida), y manzanilla para
reponer los líquidos y proporcionar energías. Por medio de este
tratamiento la madre se siente saludable, renovada y fuerte y puede
amanecer con energías y sin dolor.
En
resumen, el baño en el temascal es un aspecto importante de la
práctica de partería, la salud de la mujer que da a luz, y la
identidad comunitaria para las personas en los alrededores de
Concepción Chiquirichapa. Además de proveer baños ordinarios y
salud general, también es un medio importante de mantener la salud
durante el embarazo, la sanidad posparto, y el bienestar general de
la nueva madre.
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