Esta
mañana antes de la ducha leí este artículo de Chicas Malas que se
titula "Madre antes que mujer". Es un artículo que me
ha gustado porque es la eterna reflexión entorno a la modalidad de
maternidad patriarcal que muchas mujeres viven sin cuestionar y que
transmiten a sus hijas e hijos sin hacer un trabajo de revisión y
crítica (la mano de la inercia que atraviesa profundidades y se
queda en el poso de todxs). Y hablo de maternidad patriarcal porque
sé y me consta que hay otra maternidad. Que no creo que sea nueva
pero sí que opino que es revolucionaria. Pero atención no estoy
hablando de la nueva ola de mujeres con carrera que se quedan al
cuidado de sus crías porque así lo eligen ellas (que esto sí que
es un cambio radical) sino de las que ahora y antes supieron que ser
mujer no iba antes o después de ser madre, sino que era algo
indisociable e irrenunciable.
Como doula (hace
tiempo ya que no ejerzo como tal) he pasado por muchas fases tanto a
nivel práctico como teórico. Recuerdo que cuando comencé la
maternidad - crianza me parecía la obra mas increíble que una mujer
podía llevar a cabo en su vida. Ahora no opino ni por asomo eso. Me
explico: como escribí en uno de los artículos del libro sobre la
no - maternidad elegida, las mujeres somos creadoras de más
proyectos de vida que el de seres humanos. Ser madre o no, no
indica la calidad de desarrollo de la vida de una mujer. Creer lo
contrario es lo que hemos ido asimilando de manera cultural pero es
necesario que cada una nos reformulemos nuestra vida y nuestra
posición ante la maternidad - crianza, para tomar decisiones libres
y por libres quiero decir propias.
Como iniciaba comentando en el primer párrafo, la maternidad
feminista (sí, sí, me atrevo a acuñar el término por muy
"talón de Aquiles" que sea para nosotras las feministas)
difiere totalmente de la maternidad patriarcal y ésta no tiene
porqué comenzar con abandonar la carrera profesional y dedicarse a
la crianza. Puede ser pero no es indicador ¿Por qué digo esto?
Porque conozco a muchas mujeres (a las que admiro y respeto) que
habiendo abandonado sus carreras siguen afirmando que son madres
antes que mujer. Es como la que dice que es arquitecta
antes que mujer o la que exclama hinchada de orgullo que es esposa
antes que mujer. Quiero decir que, habiendo dado un paso tan gigante,
siguen atascadas en el mismo nudo. Recuerdo que mi gran y amada
amiga Gemma Guillamón, que es madre desde los 22 años y tiene
a dos criaturas increíbles, me dijo en una noche de cervezas que
muchas de ellas (en las que se incluía) dejaban sus trabajos por sus
criaturas porque sus trabajos no las satisfacían, que ella
sospecha que si sus trabajos las hubiesen colmado, la elección de
criar a tiempo completo más allá de los primeros años, habría
sido muy dura de tomar y que seguramente no la habrían tomado. A mí
algo me hizo clic y asentí. Porque en eso de experiencia maternal
prefiero escucharla a ella que es la que sabe a través de la
práctica.
Por
otro lado, y es donde hoy quiero poner el foco de atención, muchas
mujeres que abandonan su carrera para la crianza, toman espacio y
perspectiva suficiente como para buscarse otro modo de desarrollar
sus habilidades y creatividad. De ahí que muchas de ellas acaben
formando sus propias empresas o autoempleo. Muchas relacionadas con
la maternidad, pues sienten el vacío social que hay y quieren
llenarlo para ayudar al resto. Leyendo entre líneas (que es como me
gusta leer a mí) lo que están haciendo es empezar a
desarrollarse como mujeres profesionales a parte de madres, eso de lo
que acostumbran a renegar. Y esto no es una crítica sarnosa (esas
las detesto) sino una palanca para evidenciar que ellas son mujeres,
además de madres, y que como a todas, les gusta desarrollar su
creatividad y sus capacidades para ofrecer servicios y productos que
hagan la vida un poquito más placentera y sencilla. Algunas se
sorprenden de sí mismas, de que parece que de repente un día
miran a su peque y ya no desean estar todo el tiempo con él/ella.
Los niveles de culpa son gigantes y muchas sienten que cuando lo
dicen en voz alta son recriminadas por otras que las acusan de llevar
el patriarcado dentro, con frases como "el patriarcado nos
ha enseñado a que necesitamos estar separadas de nuestras crías
para ser mujeres dispuestas al macho y a la sociedad" o bien "en
las tribus del Amazonas y en las comunidades neolíticas las madres y
las criaturas siempre estaban juntas" y demás información
parcial y sesgada, que como siempre se da para criminalizarnos entre
nosotras (gran fallo, señoras! eso sí que no es feminismo).(Aviso:
cuando alguna mujer os diga eso, echad a correr o echaos a reír,
porque no hay mujer coherente que no reconozca que expulsar la
cultura no es cosa de 2 días ni de 20 libros de la Rodrigáñez)
Y digo
bien cuando digo sesgadas, por varios motivos (que son los que me
interesan aquí):
1. El
patriarcado es cierto que en sus prácticas de base tiene la
separación y anulación del deseo materno en todas las fases de la
maternidad y crianza PERO, de manera intrínseca a la mujer, pasada
la etapa del posparto y los primeros meses o años de crianza, las
hormonas de la mujer- recién madre van cambiando hasta volver a ser
las hormonas de la mujer menstruante, con lo que sus motivaciones,
deseos, cuerpo, psique y emociones cambian de manera asombrosa. De
manera más sencilla quiero decir que cuando una está embarazada y
pare y cría, en esos primeros meses- años (cada mujer es diferente,
volviendo a ovular- menstruar igual al tercer mes o a los 2 años),
está en la fase ovulatoria de manera constante. Es decir de las 4
mujeres que somos, la mujer madre- nutridora es la que está presente
y es la que se encarga del vínculo, del mimo, de la disposición
24h-7 días a la semana. Nuestras hormonas son otras, cambian sus
niveles y nos permiten estar abiertas y permeables a nutrir y
cuidar PERO llega un día en el que comenzamos a ovular y ese
día las mujeres comenzamos a sentirnos diferentes. Muchas hablan de
mayor sensibilidad y aumento de la libido enfocada ya en su
sexualidad y en otras personas, más allá de su bebé (la maternidad
es un acto totalmente sexual). Comienzan a aparecer las otras 3
mujeres que también somos y con la llegada de la menstruación
nuestro cuerpo evidencia que pasamos a otra etapa. Muchas
mujeres no tienen ni idea de que volver a ser cíclicas les
va a cambiar la relación con su cuerpo, su psique, sus emociones y
con su bebé. A la llegada de la mujer pre-ovulatoria muchas
mujeres - madre comenzarán a desear estar más tiempo solas,
diseñando proyectos, yendo al cine o haciendo deporte. Digo
comienzan a desear y no digo comienzan a hacer, porque muchas se
sienten terriblemente culpables por desear estar con ellas a solas,
sin su bebé.
Así
que como vemos ya no es el patriarcado quien le dice a una que se
despegue de su cría, sino que es nuestro cuerpo cíclico el que
pide a gritos un cambio, porque a diferencia de la etapa anterior, no
somos una, sino cuatro. Así que como digo en los talleres se
acabaron las culpas. Tanto las del sistema como las de los grupos de
"madres antes que mujeres". Llega un momento en toda
relación (la de madre- criatura es una relación) en la que ambas
partes necesitan de estar consigo y en sí mismas para poder
compartir desde otra posición. Las relaciones también son
cíclicas y tratar de frenar esto es tratar de convertirlas en
lineales, justo como hace el sistema patriarcal "mandar sobre
los cuerpos en pro de una ley cultural".
2. En
diferentes tribus y en diferentes épocas las mujeres estaban con sus
crías PERO también estaban con más mujeres y de hecho eran las más
mayores (las abuelas) las que pasados unos meses (no muchos) solían
ocuparse de los peques de todas. Criar es un acto que necesita
comunidad. Sin ella es hartamente duro. Tratar de mezclar ambas
culturas produce frustraciones de libro. Yo, que siempre he sido muy
romántica con las otras culturas, llevo tiempo valorando que me
guste más o menos mi origen es occidental y que tratar de emular a
otras culturas sólo me produce comederos de cabeza e incongruencias
propias de la intelectual occidental que cree que cualquier cultura
en taparabos es mejor que la suya.
Hasta
donde yo conozco a día de hoy no hay grupos de mujeres que vivan en
comunidad con sus criaturas. Hay grupos de apoyo y de crianza pero
son unas horitas a la semana y luego cada mochuelo a su olivo. Las
mujeres de barrios más humildes suelen contar con mayor red que las
neo-hippys de capital. Simplemente porque ellas tienen las vecinas de
toda la vida que entran y salen de casa y que dan de merendar bocatas
de chopped a todos los que suban a casa esa tarde a las 5 (como en
nuestros barrios cuando éramos pequeñas).
Por
otro lado, gracias a esas "feministas locas" de las que
reniegan algunas (no les gustan nada de nada las feministas de los
años 70), ellas han podido estudiar una increíble carrera y elegir
si ser madre o no (antes de esas locas en este país no se
podía hacer ni lo uno ni lo otro), si criar con mimos o dar teta
hasta los 40 (yo soy pro mimos y pro teta, hasta que la madre y el
churumbel decidan). Con lo que apelar a las mujeres de tribus
indígenas me parece un acto de arrogancia grande (yo también lo he
hecho, así que yo la primera de la lista). Como dije, nos guste más
o menos, nosotras podemos leer libros maravillosos de nativas porque
vivimos en Occidente y porque gracias a mujeres increíbles hemos
aprendido a leer (porque si no, ni eso). Así que hacerse la
paja mental de una en una tribu está bien, pero tratar de imponer
esta idea cuando una mujer siente la visita de las otras 3 señoras
(vamos, cuando vuelve a ser cíclicas) y desea volver a crear, salir,
dormir e incluso bañarse sola, es un desfase intelectual grave que
puede ser muy perjudicial. (Aprender de otras culturas es
necesario, básico y enriquecedor pero manteniendo el norte, es decir
reconociendo el entorno y los recursos.)
En
resumen, una ha de aprender a escucharse y conocerse, para que
ninguna ni ninguno vengan a reprocharle sobre su maternidad y sus
decisiones sobre la mujer que es. Cuando el cuerpo de una pide
espacio es por algo.Dejémonos ya de mover los límites del
patriarcado a nuestro antojo. Lo que es patriarcal de verdad es
decirle a una mujer cómo debe sentir y cómo debe comportarse. Si
seguimos con el mantra de "madre antes que mujer",
"arquitecta antes que mujer" ,"esposa antes que mujer"
vamos a seguir estando ciegas. Y que conste que yo respeto el derecho
a la propia ceguera, pero es que alguien alguna vez, nos tiene que
encender la luz para ver que lo que había era una venda. Luego,
quitársela o mantenerla es nuestra decisión como mujeres. Y eso,
para mí, es vivir una maternidad consciente o lo que yo
entiendo como maternidad feminista.
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